Se puede afirmar entonces que
la FE es una condición sujeta a la naturaleza espiritual del ser, cuya funcionalidad
es servir de faro, servir de guía interna en esa búsqueda real y genuina de
bien-ser y bien-estarde las personas; y cuando la FE ha permitido descubrir las
características másesénciales de lo humano y su verdadera posición en el mundo
se empieza a experimentar confianza en el futuro y a actuar en consonancia a
ello.La FE es el camino que nos lleva a descubrirnos como espirituales y como
potencia de bondad.
En consonancia con la idea
expuesta en inicio, la FELICIDAD es el estado experimentado por aquella persona
que se sitúa en su ser espiritual, descubriéndose eterno, subordinado a un todo
controlador, con tendencia a la bondad y
al servicio a los demás. Una FE madura es aquella que nos permite encontrarle
sentido y darle repuesta a las situaciones que se experimentan en la vida, sean
placenteras o displacenteras; una FE
madura es la que nos hace actuar en favor de sí mismo, de los demás y del universo
sin espera de recompensa, una FE madura es aquella que nos permite vivenciar y
saborear dulcemente el sacrificio, la entrega y el dolor; pues solo una FE
madura es la que nos permite experimentar el amor real.
El placer sensorial y la idea
aparente de control es lo que falsamente se busca como felicidad, es querer
lucir el brillo del oro en joyas baratas que prontamente se opacaran; cuando se
acepta el placer sensorial como felicidad, prontamente aparece la frustración,
y esta a su vez, si se carece de una FE así sea incipiente, nublara aúnmás
nuestra disposición hacia el encuentro con nuestra esencia espiritual, pero por
el contrario, una verdadera FE cobra sentido en mayor proporción cuando las
circunstancias se presentan adversas a ella y el entrenarnos en poder percibir la
diferenciación entre felicidad y frustración posibilita y potencializa el autoconocimiento
de la FE propia. Este proceso permanente y cambiante durante la existencia
humana, al ser comprendido de la manera correcta va situando a la persona, poco
a poco, en el plano de la trascendencia, entendido como el plano en el que uno
se da a algo o a alguien haciendo externalizar lo mejor de sí, para situar a la
persona en el plano de la armonía.
Cuando nuestro proceso de FE
nos permita poder observar la perfección de las situaciones que nos rodean,
incluyendo a los demás, incluyendo el sufrimiento y el sacrificio; y cuando
nuestro proceso de FE nos revele que el placer real se experimenta en dar todo
y lo mejor de sí para que otros avancen
también en su proceso de FE, podremos decir que hemos encontrado LA FELICIDAD.
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